lunes, noviembre 04, 2013

ESPAÑA


.. Prefiero escribirle a las putas, 
las musas están ocupadas jugando a la crítica, 
analizando si un poema satisface su ego...



Jodido yo aquí
y tú, allá.

Y yo aquí
rememorando tu blanca piel
intentando cuadrar tu cara
-que por lapsos cortos recuerdo-
tus gestos de desaire
tus miradas perdidas
la suave caída de tus senos
-el contraste de tus pezones invertidos-
ese andar de tu cadera
y el deseo de tu sexo.

En ese ambiente que pesa de pensarlo
de denso humo
olor a perfume barato y cerveza
de sonrisas y caricias
falsas, caras
orilladas a brindarse
Por gusto, malas jugadas,
última opción, o dinero fácil?
Acaso te será sencillo tragarte la circunstancia
que te trajo a este camino?
Será tan fácil
despojarse de las prendas
mostrar tu cuerpo
causar arrogancias, deseos y erecciones
satisfacciones mediadas 
-a fin y al cabo-
sólo por papel valorativo?

Jodido yo aquí por alentar este vicio
por tomarte como objeto
-como receptáculo que al llenarte llena un vacío-

Jodido por pensarte
por mirarte a los ojos
deseando hallar algo
tras un hermosos semblante 
que ha ido quedando vacío.

Jodido yo 
aquí
recordándote.


PERRO PERRA


RELATOS LIBREROS

PERRO PERRA (13 de septiembre 2006)

Salí del local, donde trabajo, a fumar un cigarro y vi un perro. Tenía muy mala pinta: algo sucio y desaliñado; la lengua de fuera y la mirada casi perdida -como buscando o esperando algo-; las moscas lo rodeaban y era lo único que lo hacía reaccionar; estaba parado, de repente caminaba, se detenía y regresaba al mismo lugar -como queriendo hacer algo-; no sé si quería comer o echarse, dormir o tomar agua. Al notar su incertidumbre me identifiqué un poco y supuse que, a veces, igual yo me veía.

-Sorpresa!

Al voltear al otro lado de la acera vi al perro de Paulino  -me refiero a su can, no a el buen Paulino- y fue cuando ¡me di cuenta que no era perro! sino una hembra, ya que al lado -de la recién descubierta perra- estaba otro can con mucho mejor facha que el primero, un poco más sano y ubicado; ya que estaba jadeando justo encima de ella.

Fue cuando comprendí la desubicación -y la lengua de fuera-, la jeta y patas madreadas del can de mi banqueta.

Qué mal debo verme cuando ando igual de perro y perdido...