domingo, noviembre 25, 2012

Jueves 17 de Mayo 2007 03:20


Un jueves de mayo me descubre, y estoy aquí respirando, 
en este cerro que antaño fuera isleta. 
Viendo focos que ayer  fueron reflejo de estrella.

Y la memoria susurra un nombre, de flor y amatista, 
y mi cuerpo resiente la comodidad de su piel y de su alma, 
su olor, sus gestos, su palabra, sus silencios. 

(Y está conmigo, así no la tenga ni la vea, 
así me llegue por instantes el fugaz miedo de su posible ausencia.)

Aquí estoy y me encuentro, mis manos sienten el frío y por mis botas rotas se cuela el viento. 
Me siento hoy más despierto, las palabras fluyen. 
Detecto el existencialismo del momento y los sabores del recuerdo.

Y  la relaciono con tanto que por azar me ha hallado, 
como su llegada la tarde que no la vi mas deseé su regreso. 
Y le agradezco a todo lo que la condujo tan cerca, 
a las silenciosas señales que me guiaron hacia ella.

Entiendo por ahora una significación de mi existencia:
 soy nada, 
soy una expresión prismática 
que refracta luz, sombras.

TEPEPOLCO