miércoles, enero 09, 2013

RETORNO

Tal parece que el poeta está de vuelta,
hastiado de mundo
satisfecho de sus pocos intentos y experimentos.

Detrás de cada representación cotidiana
bajo el disfraz del ciudadano explotado de siempre ha estado ahí: 
evadiéndose, mimetizándose, observando,
a la espera

sirviendo tragos y buffetes
limpiando mesas
vendiendo libros
jugando el rol de estudiante
haciendo encuestas
remodelando tiendas
vendiendo barata su mano de obra y su tiempo
preparando ensaladas
haciendo entregas en bicicleta
levantando bardas
armando cimientos
echando mezclas
repartiendo volantes
malbaratando chácharas en tiánguis...

Ahí, siempre latente, siempre presente.

Hoy tiene ojos de viajes y gente,
manos de experiencia compartida
voz de vientos y suspiros.

Ya escucha con los ojos
habla y acaricia con la mirada.


DISERTACIONES DE VIAJE


Admiro la dureza del norte, debe ser el polvo hostil de sus tierras
la aridez, la sequía
el terreno desprovisto de sitios para guarecerse 
el implacable sol
lugares que no dan ninguna tregua.

Sin duda, prefiero la fértil humedad sureña
con sus cerros selváticos
sus escurrimientos continuos.

Los brillantes colores de la vida
los estridentes diseños y contrastes en las pieles o plumajes de sus habitantes.

Los escondrijos, los ríos barranqueros,
las grutas frescas con su tierra fría para resguardarse.

El bochorno de la evaporación
exhalada por las plantas y hierbas.

El sonido de mis pasos entre la hojarasca
el rechinar y tronido de las ramas y enredaderas.

El barro en el lecho de sus aguas
sus piedras multicolores
sus rocas incrustadas de vida fósil.

Vida, pura vida.

Los cantos de sus aves
las alarmas melódicas ocultas entre el follaje
los sonidos de la acertada huida de insectos y reptiles mientras avanzas
sujetos de nuestros miedos visibles solo de reojo
tarántulas, serpientes
peligrosos espejismos
mortales quimeras para el incrédulo.

Que decir de los fríos paisajes de las regiones centrales
la majestuosidad y elegancia de sus pinos y abetos
el olor a vida verde que embriaga tus pulmones
sus peligrosas barrancas
los macizos desquebrajados de roca
que emergen como ídolos entre la vegetación
promontorios tan antiguos como nuestros miedos.

El ritmo de sus vientos
el suave silbido helado estremeciendo las copas de los pinos
guiando la danza de los filamentos verdes de sus pastos.

La artesana rugosidad de sus firmes troncos
escaleras al cielo con fuertes raíces terrenales...