Te dejé la resaca de ayer en la mesita de la sala,
ceniceros llenos con flores de alquitrán
y muertos intentos de vida
plantados en agua, en un frasco de café;
las llaves en el piso y aun mucha basura,
mejor es tirarla a tiempo, no se vaya a apestar esto;
seis meses de notas amarillas
pegadas sobre mi imagen rota, en tu espejo,
mi hueva en tu cama,
los sueños y orgasmos bajo tu almohada.
Me llevo mis botas y el recuerdo,
y la amenaza del arrepentimiento,
tu voz y tu risa;
y aquella mirada tuya a veces perdida.
Que suave piel
(que amargo es a veces el deseo).
Y me trago los brotes de agua salada,
Y mis palabras.
Y mis hechos.
CARRETERA A PUEBLA
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