..me sentí muy bien...
como la primera vez que excavé en Cuetlajuchitlán
como en aquellas noches de amor y orgasmos en un hotel de Portales
como los ascensos solitarios por los cerros
siguiendo mi instinto por caminos desconocidos en inciertos
como cuando hablaba horas con la mujer que al final sólo me dejó el silencio
como esa vez que hallé los fósiles miocenos en un riachuelo de los Tuxtlas
como cuando regresan a agradecerme una recomendación de lectura
como al ser seleccionado para una antología mi primer cuento
como el día que Tepepolco me obsequió la primer navajilla de obsidiana
como cuando abrimos nuestra primera librería
como al descubrir fotos viejas, boletos de tranvía o cartas de amores clandestinos
ocultos en libros viejos
como al mirar la experiencia dejada por las enfermedades, las cicatrices y dolencias,
y los callos del trabajo pesado,
que poco a poco van templando este obseso ser mío.
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