Aquel que se acepta a sí mismo como un ser biológico y cuyo comportamiento esta influido por su aspecto animal, lucha en contra de sí, ya que a la vez no acepta la forma de vida tan animal y meramente natural (nacer, crecer, procrear y morir) de aquellos seres que no se saben ni aceptan como animales, más su manera de vivir es la de una mera planta o perro.
Desde niños se nos inculca esta doble moral burguesa católica: la de ser los elegidos; los que debemos decidir por encima de cualquier forma de vida en el planeta; los hijos del Dios invisible: microscópico, atómico ( al estar en todo y todas las cosas) y telescópico (cuya vista abarca cualquier punto de su creación); pero se nos enseña también a vivir de rodillas y sometidos a creencias (religión, ideologías, modas) y disciplina (como un cínico vislumbre del sometimiento militar); a respetar leyes cuyos propios administradores (sacerdotes, burócratas, políticos), jamás en su vida han obedecido, y cuya máximas figuras , se atreven a bendecir a muertos de hambre con báculos podridos en oro, envuelto en túnicas de seda y bebiendo agua de marca francesa; a hablar de románticas utopías democráticas, obteniendo el poder mediante compra de votos, excluyendo a los non-gratos, persiguiéndolos, enajenándolos, comprándolos, dividiéndolos, silenciándolos, ignorándolos…
La dialéctica animal, la de la lucha por conocernos tal cual, mas no aceptar ningún designio mas que el de nuestro nuevo, a veces tan olvidado, y evolucionado intrínseco nuevo instinto humano: el de la razón.
El ser humano como animal pensante, tiene la capacidad para sublimar su existencia.
Nuestra naturaleza no debe ser considerada sólo animal, por que es más que eso. También su razón e intelecto es natural. Un ser que no piensa, razona, crea o siente, simplemente no manifiesta su humanidad.
Consideremos que el ser humano tiene una base biológica, pero también tiene la capacidad para desligarse de la reacción del instinto natural. Es ahí donde interviene la razón, el intelecto como el nuevo instinto humano: la conciencia.
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